La Unión Europea se ha propuesto cumplir importantes retos para el año 2030: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 40%, aumentar la eficiencia energética un 20% y que las energías renovables alcancen el 27%.
La estrategia energética de la Unión Europea tiene como prioridades la seguridad en el abastecimiento, la sostenibilidad y la competitividad. En este escenario las energías renovables juegan un papel básico y aunque no sean las únicas protagonistas, sí son claves para la transición ecológica europea.
La desigual evolución de las fuentes de energía
Las fuentes de energía no renovables (entendidas como aquellas que existen en una cantidad limitada en la naturaleza) son las más utilizadas actualmente; en concreto, la demanda mundial de energía hoy en día se satisface en un 79% con este tipo de fuentes: carbón, petróleo, uranio y gas natural. No obstante, las energías renovables cada día son más necesarias y van ganando en notoriedad y eficiencia.
La tradicional dominación de los combustibles fósiles se debía, fundamentalmente, por su precio. La electricidad que generaban era más barata que la producida por las energías renovables. Pero esto está cambiando y en los últimos 10 años se ha conseguido abaratar la energía generada por fuentes renovables.
En el caso de la energía fotovoltaica los precios han caído la friolera de un 89%. Y las previsiones auguran un futuro donde los precios sigan a la baja.
Con el paso del tiempo, la sociedad y los gobiernos han tomado conciencia de los puntos negativos que tiene la energía que proviene de combustibles fósiles, por lo que están tomando medidas para su reducción. Las propias energías limpias han hecho también los deberes consiguiendo crear sistemas más baratos, eficientes e integrados en el medio ambiente. Por ejemplo, la energía eólica consiguió a comienzos de siglo reducir el ruido aerodinámico de sus turbinas.
La energía solar, cada día más española
En 1984 Iberdrola instaló en San Agustín de Guadalix la primera central fotovoltaica conectada a la red. Desde entonces, España ha conseguido ser una de las potencias mundiales en este tipo de energía. En concreto, según la AIE PVPS España fue el 6.º país del mundo que más fotovoltaica instaló en 2019.
Desde 2019 se ha registrado un aumento significativo de nuevas instalaciones fotovoltaicas en todos los continentes, lo que ha posicionado a la energía solar como una de las mejores fuentes de energía que existen en la actualidad.
El 60% de los consumidores afirma haberse vuelto más consciente del cambio climático y de su impacto ambiental desde el inicio de la pandemia.
En ese contexto, la tecnología solar de baja entalpía desarrollada por Sunthalpy tiene un gran presente y futuro, ya que permite soñar con una casa solar totalmente sostenible, autosuficiente, saludable, con el mayor confort y económica.